En un viaje a París el genial Diego de Torres Villarroel compró, dicen que entusiasmado, unos magníficos globos terráqueos con el dinero destinado a la compra de libros para la biblioteca de la Universidad de Salamanca.
Ante los reproches recibidos por el mal uso dado al dinero destinado a la compra de libros, Torres Villarroel se justificó sin inmutarse registrando las esferas como "libros redondos". Desde entonces esas esferas forman parte integrante de la magnífica colección de libros de la Biblioteca General de la Universidad de Salamanca.
¡Fantásticos!