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DAM

En la sección Expolector del Nº 169 de la revista Super Foto Digital correspondiente al mes de Febrero 2010 aparece una pequeña reseña sobre mi relación con la fotografía acompañada de unas cuantas de mis fotos. El texto sobre mi me lo envié a la revista antes de que hace un mes, en el número 168, me encontrara con la agradable sorpresa de haber ganado el primer premio del concurso anual de esta revista. En este tiempo sólo ha cambiado una cosa, mi equipo fotográfico, el resto sigue prácticamente igual:

La fotografía para mi es como un juego de niños, un juego con el que disfruto. En principio no importan demasiado los resultados, lo verdaderamente importante son los momentos, los momentos anteriores y posteriores al click, lo que la cámara ve y lo que el ojo cree ver y como reinventamos la realidad tanto en el instante decisivo de captar la imagen como después cuando en mi caso la manipulo en el ordenador.

En realidad mi método de trabajo es muy anárquico y visceral. Tomo las fotografías en cualquier sitio, a veces sin ningún criterio y otras con una idea preestablecida. En el ordenador es donde las ideas resurgen y donde toman verdadera forma.

De pequeño me gustaba dibujar y pintar pero no progresé mucho, no sé si no tenía el talento suficiente o simplemente me faltaba la paciencia imprescindible para adquirir la técnica necesaria. Ahora la fotografía y la edición digital me dan la posibilidad de usarlas como si fueran mi lienzo y mis pinceles, combinando realidad e irrealidad. No estoy interesado en la imagen puramente sintética, sólo en la transformación de lo que mis ojos han visto a través de la cámara y obtener con ello mi visión particular. Esto se puede conseguir sin muchas manipulaciones pero yo, con mayor o menor acierto, uso los programas de edición sin ningún complejo.

Uso dos técnicas principalmente en la edición de mis fotografías. Una consiste en jugar con la luz y la oscuridad, proceso al que pomposa e irónicamente bauticé como “darcanizado” ya que mi pseudónimo y por el que se me suele conocer es “Darco”. El otro consiste en jugar con la imagen original mezclándola con diferentes texturas. Todo lo demás sigue igual:

Mi equipo actual, por llamarlo de alguna manera, es una simple cámara de tipo bridge, una Sony DSC-H1 con bastantes limitaciones, entre ellas sus escasos 5,1 Mpx. Mi primera cámara, allá por el año 96, fue una clónica de la Minolta X300 a la que sacaba a pasear más que a otra cosa porque hice muy pocas fotos con ella comparado con las que hago ahora. Dicen que lo importante no es la herramienta, sino quien la maneja, pero esa réflex decente que está apunto de caer en mis manos me urge para no sentirme coartado y poder seguir progresando.

En cuanto a autores favoritos no tengo ninguno en especial, a parte de los clásicos y los admirados por todos, pienso que Internet ha hecho posible descubrir un gran fotógrafo sino cada día si cada poco tiempo. Últimamente me gustan mucho los retratos de Gosia Janik y la técnica que usa.

La fotografía que mayor satisfacción me ha dado, a parte de todas las que les hago a mis hijas, es la foto que hice a un pardal bajo la mano de una estatua. Tal vez sea mi foto más conocida. Esa imagen se ha convertido en mi logo y en mi seña de identidad.

No me propongo ninguna meta, disfrutar con la fotografía e intentar que mis fotos gusten es suficiente. Sería mucho mejor poder disfrutar de lo que ahora es una afición trabajando en ella, algo muy complicado por el tipo de fotografía que me interesaría hacer en ese caso.

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